Hola
Te invito a mi lugar secreto, ven a jugar conmigo. Es el jardín descuidado de
una vieja casa deshabitada en una ciudad donde siempre es primavera. Todo permanece
en calma bajo el crepuscular sol de la tarde de amarillo intenso que parece bañarlo todo. Para franquear la oxidada y gruñona reja que da acceso
debes convertirte otra vez en niño y que no te importe mancharte la ropa ni rasparte las rodillas.
Correremos
por las habitaciones solitarias, saltaremos sobre los sofás, tocaremos el piano
del salón. Saldremos al jardín a que el sol nos tinte de cobre la piel, olvidaremos las zapatos, recogeremos con nuestros
cuerpos el rocío de la hierba, inventaremos historias sobre las estatuas y
bustos que esconde la maleza y tendremos cuidado de las zarzas. Comeremos moras silvestres y cerezas, jugaremos con las ardillas.
En el
estanque botaremos nuestros barcos de papel con versos y sonetos escritos en
ellos, nos bañaremos en sus verdes aguas cuidadosos de no molestar las ranas.
Ven, te invito a mi lugar secreto.
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