lunes, 29 de abril de 2013

Mi lugar secreto



Hola
  
 Te invito a mi lugar secreto, ven a jugar conmigo. Es el jardín descuidado de una vieja casa deshabitada en una ciudad donde siempre es primavera. Todo permanece en calma bajo el crepuscular sol de la tarde de amarillo intenso que parece bañarlo todo. Para franquear la oxidada y gruñona reja que da acceso debes convertirte otra vez en niño y que no te importe mancharte la ropa ni rasparte las rodillas.

 Correremos por las habitaciones solitarias, saltaremos sobre los sofás, tocaremos el piano del salón. Saldremos al jardín a que el sol nos tinte de cobre la piel, olvidaremos las zapatos, recogeremos con nuestros cuerpos el rocío de la hierba, inventaremos historias sobre las estatuas y bustos que esconde la maleza y tendremos cuidado de las zarzas. Comeremos moras silvestres y cerezas, jugaremos con las ardillas.

 En el estanque botaremos nuestros barcos de papel con versos y sonetos escritos en ellos, nos bañaremos en sus verdes aguas cuidadosos  de no molestar las ranas.

 Ven, te invito a mi lugar secreto. 



sábado, 20 de abril de 2013

Una mochila de cuero marrón




 Era una mochila de cuero marrón claro y oscuro a la vez, no muy grande y sin demasiados bolsillos. En ella no cabía el mundo, ni siquiera contenía nada especial. Un jersey que le venía grande, una cartera de piel marrón oscura y lo necesario para liar cigarrillos. Había sido un regalo y quizás por eso le gustaba. O quizás porque sabia que ese cuero aguantaría los soles de muchos veranos y los fríos de numerosos inviernos. O quizás porque aquella mochila le hablaba de caminos y veredas por recorrer, de la gravilla crujiendo bajo la suela de su zapato, de la arena de playa en el dobladillo de sus pantalones, del calor del asfalto. Una mochila que era su compañera de viaje.